Es un modelo aplicado a diversas industrias que busca gestionar, desde una visión sustentable, el impacto de la marca con el medio ambiente. Dicho enfoque debe buscar el equilibrio bajo ciertos principios.
Los administradores de las empresas deben tener en cuenta los efectos (reales o posibles) de sus actividades en los ecosistemas adyacentes y en otros ecosistemas.
Dados los posibles beneficios derivados de su gestión, es necesario comprender y gestionar el ecosistema en un contexto económico. Este tipo de programa de gestión de ecosistemas debería:
* Disminuir las distorsiones del mercado que repercuten negativamente en la diversidad biológica.
* Orientar los incentivos para promover la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica.
Existen tres tipos de modelos dentro de estos enfoques:
- Conceptuales: se enfocan en desarrollar el conocimiento de los procesos que ocurren en el interior de los ecosistemas.
- Estratégicos: centrados en la evaluación de decisiones de manera jerárquica sobre la toma de direcciones de las condiciones del ecosistema.
- Tácticos: se encargan de apoyar las decisiones específicas de manejo-operaciones.
De esta manera las marcas, al rediseñar sus estrategias operativas para la última milla, han aplicado medidas para visualizar un escenario favorable para 2030 con una reducción de emisiones de CO2 en un 30%, tránsito vehicular en un 30% y potencialmente el costo de entrega en un 25%1. Algunas medidas específicas para integrar estas medidas incluyen la regulación de vehículos eléctricos, entregas en horarios específicos para mitigar el impacto en el tránsito (durante la noche, en horarios no laborales) y soluciones de conectividad para la fase carga.