Retos para la electrificación de la industria del transporte

Aunque para muchas personas la electromovilidad continúa siendo solamente una posibilidad, lo cierto es que fue en el 2012 cuando la idea comenzó a materializarse. Dos años antes de la llegada de los primeros vehículos eléctricos a la CDMX se inauguró el primer punto de carga, generando así expectativas en el futuro de la movilidad sustentable del país.

Hoy en día, con cada vez más unidades activas en diferentes sectores, la transición no sólo ha comenzado, sino que se encuentra en una etapa de suma importancia. Pero ¿cuáles son los retos que enfrenta la industria del transporte ante este panorama?

 

Principales retos de la electrificación de la industria

  • Pensamiento sustentable
    Si bien durante la pandemia, muchas personas tomaron conciencia del impacto ambiental que resulta de los productos y servicios que consumen, aún falta que gran parte de la población tome la iniciativa de modificar sus costumbres para buscar alternativas más sostenibles.

  • Accesibilidad eléctrica
    Existen 1,200 puntos de carga en todo México, disponibles para todo tipo de para vehículos híbridos y eléctricos. Sin embargo, de acuerdo con el INEGI, para el 2021 existían ya 210,861 unidades de autotransporte de carga. Teniendo en cuenta las distancias que recorren, sería necesario aumentar la cantidad de estaciones de carga para evitar que las unidades se queden sin energía.

  • Demanda de transporte
    Durante la cuarentena, el comercio electrónico creció en un 60%. Este hecho generó una demanda de transporte de carga y entregas a domicilio que no ha disminuido a pesar de que las medidas de prevención relacionadas al aislamiento social se han retirado casi por completo. Sin embargo, este aumento dificulta que flotillas completas se enfoquen en cambiar sus unidades por vehículos eléctricos.

  • Residuos automotrices
    Reemplazar los camiones tradicionales por nuevas unidades híbridas o eléctricas implica desechar gran cantidad de material. El plástico, el aluminio y las llantas que conforman un vehículo pueden reciclarse para convertirse en piezas nuevas o, incluso, en objetos no relacionados con la industria automotriz. Sin embargo, los fluidos del motor (aceite, anticongelante, residuos de gasolina) y ciertos químicos como el plomo de las baterías no solo no pueden reutilizarse, sino que resultan altamente dañinos para el medio ambiente.  Es necesario crear un protocolo de manejo de desechos para evitar que, en un intento por alcanzar la sostenibilidad, se cree un problema ambiental mucho mayor.

Aún con estos retos por delante, la transformación hacia las energías limpias ya está sucediendo, allanando el camino para que cada vez más empresas de transporte conozcan las ventajas económicas y ambientales de unirse a ella.

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